CAZ: Los cinco días - Día 2

lunes, 9 de mayo de 2011

Los cinco días - Día 2

Quizás desperté, no recuerdo a que hora, pues el tiempo no es mío. Con los ojos entrecerrados observé a duras penas mi habitación. La enajenante voz susurro “tuyo”. Sonreí aliviado. Seguía allí. Quería que no desapareciera por unos días. Escuchaba cada palabra con atención. “Puedes serlo”…

Ella me despertó. La sala de clases estaba abarrotada de chicos, Deseosos de libertad y acción… seguían el protocolo. Ella estaba cerca, sentada en la silla de la derecha. Lanzó un papel arrugado, el culpable de que la voz se esfumara. Con pereza extendí el papel… “Quédate… algo”. La mire perplejo… no entendía ni su lenguaje ni su rubor. Al rato mi amigo se acercó, charlando de ella… de que estaba loca… ¿Loca de qué? Cada vez entendía menos. Pero más entendía a la voz, la que ahora no escuchaba…

La campana altanera abrió las prisiones de los alumnos. La sala se vaciaba rápidamente. Los compañeros iban de fiesta. No me invitaron. No es que me importe. Ellos no importan. Ella se acercó ruborizada. Recordé la escena del día anterior. Mientras el sonido de la campana corroía de goce mis tímpanos, miró hacia abajo. Solo le escuché “Tu novia”. A su vez la voz aportó “¿Tuya? ¿Es amor lo que sientes?”. La observé un buen rato. Ella temía encontrarse con mis ojos. Le ofrecí un beso frío y ella lo aceptó sin creerme, buscando con sus manos lo que yo escondía: quizás a la voz. “Tuya” resonaba sin parar, como un dolor de cabeza.

La dejé llorando, insatisfecha y presa del despecho en la puerta de su casa… su casa… ella tiene una casa. Oscurecía… llegué a la casa que solía ser mía. La mujer que se encontraba ahí me observó interrogante. “¿…tan ausente?” ¿Cómo la voz que no me hablaba hacía un rato? Un simple “estoy bien” hizo el trabajo usual. Mañana es sábado… tengo el día libre… lo tengo… ¿Es mío?

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