CAZ: Destructiva

jueves, 12 de mayo de 2011

Destructiva

¡Muere! ¡Muere! ¡Muere!
Y mis lágrimas ahogan rápidamente tu garganta,
Y con cada beso que te robo,
Golpeo una vez más el suelo con el puño,
Con la mirada derivada a mis pies desanimados.
Son ellos, los que sostienen mi histérico pesar.
Y el diablo se queja, que por mis temblores iracundos
Se destruye su palaciega chimenea. Todo por tu culpa.
Me acurruco en un rinconcito, mirando todo excepto a ti.
No sabes que decir, ya que desgarré tu pasión y morbo.
Sabía que jugarías con tus dedos…
Es señal de tu nerviosismo descarado.
Ganas de llorar a párpado abierto, de ponerte mi rabia en la cara,
Y aun así te acercas de a poco,
Temiendo al sudor frío que mí desengaño provoca,
Como estando preparada para un estallido final.
¿Por qué demonios eres tan mundana?
Gustas de jugar con un caos que ni controlas.
Esa exquisita y jodidamente extravagante sensación de lujo y placer,
Consecuencias de las turbias segundas intenciones.
¿¡Acaso no basté!? ¡Maldición! Mis dientes sangran.
Mis puños, morados. Mis piernas, abatidas.
Nuevamente, eres igual entre millones, mujer.
Decepción de las curvas, censura de mi realidad oscura…
¡Oh! ¡Que derrotados nombres para el obseso dolor que siento!
Comienzas a llorar… ¡Que hipócrita!
Como si tus errores pudieran eliminarse por los ojos…
¡Que estupidez! Y la excusa… ¡la inmadurez!
Una risa nerviosa de odio y tristeza nace de mí.
Esa será tu excusa con muchos otros,
Porque no serán las últimas lagrimas de cocodrilo,
Porque no serás tú la única que las derrame,
Porque esas lagrimas se acompasan de las mías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario